En el modelo actual de salud/enfermedad se ignora frecuentemente el potencial que tiene el enfermo para curarse a sí mismo o «desenfermarse». De esta manera, un simple cambio en la expresión de determinadas conductas y/o emociones que están en la base de la patología, puede redundar en la resolución de la enfermedad. Se trata de un proceso de aprendizaje, de rehabilitación y de reinserción.
Sin embargo, se adjudica todo el poder curativo a los fármacos, minimizando o ninguneando las capacidades del paciente. Este modelo lo tenemos tan integrado que el médico establece directamente la pauta farmacológica tras hacer el diagnostico, pauta que será indefinida ya que, si el paciente no modifica las respuestas conductuales y emocionales que originan la enfermedad, esta tenderá a cronificarse.
Se considera al paciente como una persona incapaz de cambiar las conductas o las emociones que le han generado la enfermedad y por ello se pasa directamente a paliar las consecuencias, sin intentar detectar si el paciente podría ser capaz de modificar su modo de vida.
Hablamos de las enfermedades biopsicosociales, que prevalecen en nuestro medio, que se aprenden del entorno y que se trasmiten de padres a hijos. Enfermedades como la diabetes, la hipertensión, el exceso de colesterol se revierten parcial o totalmente con un simple cambio del modelo alimentario, pudiendo llevar a cabo un uso racional del fármaco como terapia de apoyo. La ansiedad, la depresión, las fobias entre otras, son totalmente asumibles y gestionables por parte del paciente con un simple aprendizaje y una intervención farmacológica no invalidante, cuando ello fuera preciso.
Es responsabilidad de cada persona tomar la propia salud a su cargo. Pretender que otros enderecen con fármacos lo que sólo se puede conseguir con aprendizaje y cambios sólo lleva a cronificar la enfermedad y a deteriorar la calidad de vida.
A partir de ahora, cuando tu médico te diga “tienes colesterol o prediabetes o un trastorno de ansiedad…” debes decidir si:
- Puedes y quieres revertir el problema porque te consideras competente para deshacer lo que tú has montado.
- Abandonarte a tu destino, considerarte incompetente y resignarte a los fármacos como única solución.
Tú decides. Infórmate.
Dr. Miguel Ángel Dorta.
Médico de confianza Avantis Salud