El hierro, sin duda alguna, es esencial para la vida. El motivo fundamental, es que nuestro cuerpo lo necesita para el transporte de oxígeno en sangre. Por ello poseemos una cantidad considerable de este oligoelemento: entre 2 y 4 gramos se encuentran repartidos en la sangre, el hígado, el bazo, los intestinos y en la médula ósea. Pero siempre se va perdiendo/gastando algo de estas cantidades. Esto puede suceder de forma natural por cualquier tipo de hemorragia, pero también a través de la excreción.

Las necesidades diarias de hierro

Básicamente, una deficiencia de hierro se produce, cuando se gasta más del que se administra. Como el cuerpo no es capaz de generar hierro, la única forma de administración es a través de una nutrición adecuada.

Las recomendaciones son las siguientes: las mujeres deberían consumir diariamente unos 15 mg y los hombres unos 10 mg. El mejor proveedor de hierro es la carne. Los vegetarianos pueden recurrir a fuentes vegetales, como las legumbres. Es interesante saber que la vitamina C ayuda a mejorar la absorción del hierro.

¿Por qué las mujeres necesitan un mayor aporte?

Por norma, las mujeres pierden una media de 1,3 mg al día – mientras que la cifra para los hombres es de sólo 0,8 mg. El motivo principal es la menstruación, ya que el cuerpo tiende a excretar más hierro. Los niños en su época de crecimiento también necesitan más aporte de hierro, igual que los atletas de alto rendimiento y los vegetarianos. Todos ellos deben prestar una especial atención a sus niveles de hierro. Y no podemos olvidarnos de las mujeres embarazadas, que tienen un requerimiento particularmente alto, ya que necesitan producir hasta un 40% más de sangre.

Síntomas de falta de hierro (anemia ferropénica)

Los expertos básicamente distinguen tres fases en la deficiencia de hierro. En la primera etapa, la persona afectada no notará todavía la deficiencia, porque el cuerpo siempre mantiene cierta cantidad de hierro de reserva. Sin embargo, si la pérdida de hierro es mayor que la ingesta, el cuerpo empieza a utilizar ese hierro almacenado.

Cuando estos depósitos se vacían, el cuerpo comienza a extraer hierro de sus órganos, por lo menos para poder producir suficiente sangre. Los primeros síntomas perceptibles al producirse este proceso pueden ocasionar sensación de picor en la lengua o dolor al tragar. A ello hay que añadir la aparición de un pelo quebradizo, rugosidades en las uñas, piel seca o pequeñas grietas en las comisuras de los labios. Cuando la piel seca comienza a picar, puede volverse mucho más susceptible a las infecciones.

Dolores de cabeza y trastornos del sueño

Si no nos damos cuenta de esos primeros avisos, la falta de hierro puede empezar a perjudicar más seriamente nuestra salud. Los afectados muestran palidez y a menudo tienen dolores de cabeza. Pero sobre todo, se sienten cansados y desganados, sufren trastornos del sueño y pérdida de cabello. Incluso pueden tener dificultades respiratorias. 

Lo primero es comprobar los valores de hierro en sangre 

No es buena idea comprar suplementos de hierro por cuenta propia, porque también un aporte descontrolado puede ocasionar problemas de salud, empezando por trastornos digestivos y hepáticos. Si hay alguna sospecha de falta de hierro, el médico es el único profesional que mediante una analítica de sangre, puede aconsejar y recetar un tratamiento específico y personalizado para cada caso.

Aparte de motivos como una malnutrición, un embarazo o alguna infección, hay razones serias que también pueden privar al cuerpo de hierro: distintas enfermedades del tracto digestivo, inflamaciones crónicas, pero también un cáncer podría estar detrás de este tipo de deficiencias.

Nuevamente tenemos que apuntar, que la automedicación es totalmente contraproducente. Así que, si tuvieras cualquier pregunta no dudes en acudir a nuestro médico de confianza o a tu farmacia de la Red Avantis más cercana.